Hoy publico la biografía de éste
insigne caraqueño del síglo antepasado y principios del siglo XX. Aunque el
nombre del artículo: BREVES
DATOS BIOGRÁFICOS, no resulte tan breve, luego de
leerlo se darán cuenta que se quedó corto su biógrafo, mi hermano, el Dr. David
Chacón Rodríguez, historiador y académico, quien realizó un excelente trabajo
historiográfico sobre nuestro bisabuelo materno. Es increíble que una persona
en esa época haya realizado tantos estudios, haya recibido tantos honores, y lo
que es más relevante, haya aportado tantos cubeneficios a la colectividad en
diversas disciplinas. Datos, en algunos de sus aportes, que quizás muchos ni
tenían idea. Recomiendo leerlo completo, y sé que lo aprovecharán.
El Doctor Teófilo Rodríguez. Breves datos biográficos
David Chacón Rodríguez*
Teófilo Rodríguez
fue uno de esos caraqueños ejemplares que vivió consagrado al estudio y
divulgación de la cultura nacional. Con igual pasión cultivó el derecho, la
docencia, la historia, el periodismo, la oratoria, el ensayo, la poesía, y el
folklore, y por sus relevantes méritos fue condecorado el 3 de julio de 1888,
con la Medalla en honor de Instrucción Pública para premiar
los servicios prestados y méritos adquiridos en estos importantes ramos.
En su larga hoja de servicios a la nación, se destaca como miembro
fundador de la Academia Nacional de la Historia, e individuo de Número de la
correspondiente a la Lengua española; Jurado por la Facultad de Ciencias
Eclesiásticas en el Certamen Literario promovido con motivo del cumplimiento
del Primer Centenario del nacimiento del Libertador Simón Bolívar; Inspector
General de los Exámenes del Distrito Federal; Miembro Principal de la Junta
departamental, parroquial y vecinal del Distrito Federal en el Estado Bolívar,
representando la Parroquia Santa Rosalía; Miembro de la Junta de Administración
Escolar de la Escuela Politécnica de Caracas; miembro activo de la Academia de
Ciencias y Bellas Letras denominada Ateneo de Caracas[1]; miembro de
la Junta que ha de formular el programa de los festejos para la celebración del
Centenario del Gran Mariscal de Ayacucho; miembro de la Junta para la
celebración del Centenario del Gran Mariscal de Ayacucho; miembro de la
Comisión creada para organizar el Museo Boliviano; Orador de Orden en la Junta
Pública que se celebró con motivo de cumplirse el 28 de octubre de 1891, el
tercer aniversario de la fundación de la Academia Nacional de la Historia;
Diputado en la Legislatura del Estado Bolívar; Juez del Crimen; Magistrado de
la Corte Suprema de Justicia; Ministro de la Corte de Casación; Presidente de
la Corte Superior del Distrito; Presidente de la Corte Superior del Estado
Bolívar y Presidente de la Corte Suprema del Distrito Federal.
Nace en Caracas, el 4 de septiembre
de 1843[2], del
matrimonio de Juan Feliciano Rodríguez y Amelia Rodríguez Comíns. Es bautizado
el 21 de julio 1845, por el presbítero José Trinidad Lozada con el nombre de
Teófilo Rosalio, en la Iglesia parroquial de San Pablo de Caracas. Fue su
padrino Don Francisco Díaz[3].
A la edad de 11
años, comienza a cursar el 1º de septiembre de 1854, sus primeras letras
en el Colegio de Santo Tomás[4], llamado
posteriormente Colegio de Vargas. Este instituto estaba regido por Manuel María
Urbaneja y Ramón Isidro Montes[5].
Entre sus profesores figuraron eminentes personalidades como: Agustín Aveledo,
Gerónimo Eusebio Blanco, Manuel María Urbaneja, Eduardo Calcaño y Nicomedes
Zuloaga.
El 24 de septiembre
de 1860, con motivo de celebrarse en esa fecha el día de Nuestra Señora de la
Merced, advocación a la cual estaba dedicada el Colegio de Vargas se
celebró la distribución de premios y por esa razón se realizó un acto literario
en el que el Bachiller Teófilo Rodríguez disertó sobre el tema: Sin
religión no hay Moral[6], igualmente
fue escogido por el Director, Gerónimo Eusebio Blanco, para que en
compañía de los bachilleres Domingo Guzmán y Camilo Alfaro recibieran a los
señores examinadores y demás concurrentes para darles colocación en los
asientos que respectivamente les estaban asignados.
El 1 de septiembre
de 1860, inicia sus estudios superiores[7], habiéndose
matriculado en la Universidad de Caracas para cursar las carreras de Derecho
Canónico y Derecho Civil, las cuales concluye en 1870. A partir de entonces se
consagra con vehemencia al cultivo de la jurisprudencia, donde alcanzaría su
mayor renombre y prestigio. Su carrera docente comienza en 1863 cuando se
desempeña como Vicedirector-Secretario del Colegio de Vargas[8], el cual
estaba dirigido por el Doctor Rafael Villavicencio[9]. Allí
imparte las cátedras de Geografía Elemental y Geografía General, luego, dos
años más tarde, es catedrático de francés en el Colegio El Ávila.
El 23 de septiembre
de 1862, publica el Reglamento de La Oliva. Sociedad religiosa bajo
la advocación de la gloriosa Asunción de Nuestra Señora a los Cielos[10].Caracas.
Imprenta de Ramón Alcalde Piña. Del cual era su Presidente y Tomás Lander, su
Secretario. Su objeto era el de crear fondos para celebrar anualmente una
fiesta a la Asunción de María, en el templo parroquial de Altagracia,
donde aquella es venerada.
El 7 de enero de
1867, recibe el título de Doctor en Derecho Civil[11].
El 18 de marzo de
1866, en compañía de Francisco de Paula Acosta, Agustín Aveledo, Manuel
Vicente Díaz, Adolfo Ernst, Arístides Rojas y Luciano Urdaneta, funda la
Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales,[12] con
el fin de realizar estudios sobre la historia
natural del país e impulsar su
estudio. Allí formó parte de las comisiones de Zoología[13] y
Mineralogía[14].
El 6 de
Diciembre de 1866, recibe de manos del Doctor Carlos Arvelo, Rector de la
Universidad Central de Venezuela el título de Licenciado en Sagrados
Cánones: Irregularitas ex crimine vel homicidio voluntario proveniens a jure
divino procedit (St Paulus ad Titum, Cap 1 versiculo 6 y 7. 1ª a Timoteum,
Capitulo 3, versiculo 2 y 10; y en Derecho Civil: Yn integuin rectitutio favet
ecelessia.ut pote minoubus vigenti quinque annorum (Deduc cap 1 y 7 de in
integrum restitutiones). Sus tesis en lengua latina versaron sobre:
1.- Restitutio
proetoria non conceditur nisi causa non leavi (Mackeldey-Derecho Romano).
2.- Nepoti ab
euroun avibus meliorati esse possirnt in tertio, etiam parentes viventes (ler
2, fol. 6, lib 5, recop).
3.-Sponsa a marito
osculata prius quam matrimonium consumatum sit, jus habet medietati oarum quae
maritus ejus illi donaverit[15] (ler
4, fol. 2, lib 5, N recop.).
Se matrícula en el
Colegio de Abogados de la República de Venezuela, como abogado residente en el
Distrito Federal. (Doctor en Ciencias Políticas).
Entre el 5 y el 11
de enero de 1868, publica una elocuente remitido con el título "Una
visita a dos tumbas" como réplica al artículo que tradujo el Doctor
Adolfo Ernst tomado de la Gaceta Occidentale (Weser Zeitung) que apareció en el
periódico "El Federalista" (Nº 1317) referente a la tumba de
San Pedro Alejandrino.
Recién graduado, se
le abren las puertas de la docencia universitaria, pues el 9 de mayo de 1870 es
nombrado para desempeñar la Secretaria Rectoral de la Universidad Central de
Venezuela[16], a pesar
de que renuncia al cargo el 14 de diciembre de 1872, alterna la enseñanza en
las facultades de Ciencias Políticas y Eclesiásticas, asumiendo la regencia de
las cátedras de Derecho Público Eclesiástico, Derecho Canónico, Derecho
Administrativo, Derecho Político y Sistema Federal, Derecho Español, Derecho
Penal, Derecho Natural, Derecho Constitucional y Derecho Internacional Público,
actividad que ejerce hasta poco antes de su muerte.
Su participación en
la prensa nacional data con propiedad, desde 1865, cuando, a la edad de 22
años, funda en compañía del Doctor Rafael Villavicencio el
periódico "El Amigo del Progreso. Religión, Ciencias, Literatura,
Bellas Artes, Industria[17]",
siendo éste el primer periódico Religioso, Científico y Literario que se
publicó en Caracas; después nacieron "El Americano" y la
"Revista Literaria" y a partir de esa fecha, su firma
aparecerá en los más prestigiosos diarios y revistas del país, tales como los Anales
de la Universidad; "El Ángel Guardián" Hebdomadario religioso,
moral, científico y literario[18]; El
Bolivarense de Petare; El Cojo Ilustrado; El Entreacto; El Patriota; La Opinión
Nacional; La Tribuna de Petare[19]; La
revista científica Vargasia[20] y en
otros órganos del periodismo que acogieron sus escritos.
Sus inquietudes
científicas hacen que sea uno de los fundadores, de la Sociedad de Ciencias
Físicas y Naturales, creada el 18 de marzo de 1866, con el fin de realizar
estudios sobre la historia natural del país e impulsar su estudio. Allí formó
parte de las comisiones de Zoología y Mineralogía. Los otros miembros que le
acompañaban fueron Francisco de Paula Acosta, Agustín Aveledo, Manuel
Vicente Díaz, Adolfo Ernst, Arístides Rojas y Luciano Urdaneta.
Igualmente forma
parte del grupo fundador del Club Unionista de Venezuela, creado el 14 de
octubre de 1866, con el laudable objeto de prestar su contingente a la paz y
prosperidad de Venezuela y así, propender al mejoramiento moral y material del
país, procurar que la nación esté bien representada en el exterior, y
esforzarse en plantear en nuestro suelo una nueva escuela política, con
prescindencia absoluta del pasado y teniendo únicamente en mira el porvenir.
Esta asociación hace absoluta abstracción de las denominaciones y odiosidades
que habían engendrado hasta ahora los partidos políticos. En compendio, ella
procuraba el fomento de Venezuela y la unión cordial de sus habitantes[21].
El 8 de diciembre
de 1867: En el acto de repartición de los premios de la ilustre Universidad
pronuncia en el Templo de San Francisco, un sendo discurso planteando serias
reformas educativas (citado por Rafael Villavicencio en el discurso pronunciado
ante la ilustre Universidad Central, en el acto de repartición de los premios
el 8 de enero de 1869[22].
A su fina pluma
debemos la primera descripción de las famosas cuevas de San Juan de los Morros,
visitadas por él en el año 1873.
En 1878,
participa con un artículo sobre el 19 de abril de 1810 en elCertamen
Nacional Científico y Literario celebrado el 28 de octubre de 1877 por
disposición del Gran Demócrata General Francisco Linares Alcántara, Presidente
Constitucional de los Estados Unidos de Venezuela, en honor de la Memoria
Excelsa de Bolívar. Caracas. Imprenta Nacional. 1878[23].
En 1880,
publica una elegía en prosa titulada A la memoria de la señorita Carmen
Fombona. En Siempre-vivas en la tumba de de la señorita Carmen
Fombona[24].
El 3 de febrero de
1881, nace de la unión con Avelina Meza, su único hijo, el cual llevará por
nombre Blas Reinaldo[25].
Llama la atención
que entre la larga lista de generaciones que figuraron entre sus alumnos,
destaca de manera especial el Doctor José Gil Fortoul, quien además de ser su
alumno, realizó la pasantía judicial bajo su tutela, por espacio de
dos años [26].
El 24 de julio de
1883, en compañía del Doctor José Antonio Ponte, Dignísimo
Arzobispo de Caracas y Venezuela y Presidente de la Facultad de Ciencias
Eclesiásticas de la Universidad Central y Ezequiel María González, Vicerrector
de la Universidad, es nombrado jurado por la Facultad de Ciencias Eclesiásticas
en el certamen literario promovido con motivo del cumplimiento del primer
centenario del nacimiento del Libertador Simón Bolívar. Los temas escogidos
fueron:
1.- La influencia
del catolicismo en la civilización de Venezuela.
2.- La
indisolubilidad del matrimonio, base de la familia en la sociedad venezolana,
como se preparó y ha conservado la moralidad de las costumbres públicas.
El 29 de
marzo de 1884, es nombrado por el Presidente de la República (Guzmán
Blanco) Inspector General de los Exámenes que, al efecto de habilitar los
estudios correspondientes al sexto año en las carreras de Ciencias
Políticas y de Medicina Legal [27].
Un contemporáneo
suyo, el Doctor Felipe Tejera en su obra Perfiles Venezolanos (Caracas, 1888,
pág 425-426), nos trazó este estupenda semblanza gracias al cual podemos
conocer los amables rasgos de su modesta figura y personalidad: "Teófilo
Rodríguez es un caballero educado como pocas figuras en los altos salones; fino
de porte y como vaciado en los moldes de la urbanidad de Carreño. Le adornan
prendas extremadas como ciudadano y como amigo, y aunque de carácter un tanto
meticuloso y desconfiado, sabe conservar la simpatía que desde luego se capta
en el trato social, así por la pulcritud de su conducta como por la exquisita
urbanidad de sus maneras". Otra visión de su consumada laboriosidad
nos las las trasmite Don José Güell y Mercader (Hortensio) [28]
quien consigna su opinión de esta manera:"En sus tradiciones populares
de Caracas, colección de artículos empezados a publicar en una revista
venezolana, revela asimismo buena disposición para investigar y exponer
noticias curiosas e interesantes, sin incurrir en el defecto de pesadez en que
suelen caer los que este género literario cultivan".
Su contribución al
estudio del folklore nacional queda plasmado en su obra "Tradiciones
Populares". Colección de Crónicas y Leyendas Nacionales narrada por
varios escritores patrios. impresa en Caracas en 1885, escritas con sencillez y
agudeza, además, es autor de una serie de artículos y crónicas de costumbres,
entre los cuales merecen citarse los intitulados: A orillas del mar; "Contribución
al Folk-lore: Ligeras muestras de medicinas popular[29]”;
"Contribución al folk-lore: Sobre la frase dar calabazas[30]"; El
Carretón de la Trinidad; El Fantasma; El Hermano Penitente; El Hogar
Campesino[31]; El
Reloj de Piedra de San Jacinto[32]; "La
ineludible Ley...[33]"; La
Luz del Tirano de Aguirre; La Mula Maniatada; Los Espantos y Tesoros;
Supersticiones relativas al matrimonio. (Extracto de un trabajo remitido a
la Sociedad de Tradiciones Populares de París)[34]; Un
editorial como otro cualquiera; Una hora de Meditación; una breve reseña
biográfica del Doctor Gerónimo Eusebio Blanco Rivas (1819-1887). [35], "Fraternidad[36]",
"El 5 de julio"[37], "Con
ocasión del centenario del natalicio de Bello[38]".
En 1885, publica su
obra "Tradiciones Populares" Colección de Crónicas y Leyendas
Nacionales narrada por varios escritores patrios. (Caracas. Imprenta Editorial
(Este 6) 1885. 340, [4] p. 22 cm), correspondiente al folklore del centro del
país. Obra que comenzó en 1871. Con esta obra ha hecho un verdadero servicio a
la literatura nacional, pues ellas vienen a ser como bocetos de aquella época. Dicho
libro contiene, aparte de algunas tradiciones nacionales debidas por su pluma,
recoge otras de diversos escritores patrios.
El 3 de julio de
1888, se le concede la uso de la condecoración "Medalla en honor de
Instrucción Pública" creada por Decreto del 27 de enero de 1877,
para premiar los servicios prestados y méritos adquiridos en este importante
ramo[39]y seis días
más tarde, con motivo de cumplirse el primer aniversario de la muerte del
Ilustre Académico Doctor Gerónimo Eusebio Blanco publica en La Opinión Nacional[40] una
necrología.
En compañía de Luis
Espelozín edita en 1889 una obra con el título "Reformas
Constitucionales".
Cuando el
Presidente Juan Pablo Rojas Paúl establece en 1888 la Academia Nacional de la
Historia, escoge su nombre para que como Individuo de Número ocupe el Sillón
Letra R[41] y así
premiar su alto prestigio como jurista (In utoque jure) y estudioso de la
historia. Su vida académica fue igualmente fructífera, allí realizó una
brillante y lúcida actuación recibiendo la distinción de ser elegido
Archivero-Anticuario[42];
Bibliotecario; Miembro de la Comisión de Anales[43]; Miembro
de la Comisión de Cuentas[44], Miembro
de la comisión permanente de Biblioteca; Tesorero[45] y
Secretario en seis oportunidades46.
En 1890 se
desempeña como Director de la Escuela Politécnica de Caracas, el primer liceo
creado en nuestro país, conocido modernamente con el nombre de Liceo Andrés
Bello. De esta época, el escritor Guillermo Cabrera Domínguez al hacer la
historia de esta importante institución nos trasmite el siguiente perfil
docente: "Hay una hermosa mañana y el profesor está leyendo a sus alumnos
la hermosa fábula de Lafontaine El lobo y el cordero, con el fin de
que éstos desarrollen un tema libre sobre su contenido. De repente hace su
entrada en el salón de clases un presuntuoso y arrogante oficial quien, sin
mucho miramiento y después del saludo de rigor, participa al profesor de parte
de su coronel, que debe abandonar lo más pronto posible el recinto donde
funciona esa escuela debido a que la casa en cuestión va a ser utilizada como
cuartel. Seguidamente el engreído militar se marcha con evidente desenfado
dejando al maestro y alumnos la oportunidad de comprobar con amargura la sabia
moraleja de la fábula donde el más fuerte impone su condición al más endeble.
Es la época en que los lobos se nutren de la flaqueza y debilidad de los
corderos. Desde ese día Don Teófilo Rodríguez, que así de llama el nuevo
Director, se ha concretado en buscar aquí y allá un nuevo local para su fábrica
de sueños y al fin la encuentra entre las esquinas de Hoyo y Castán.
Contemplamos la vivienda y podemos darnos cuenta de que es más pequeña que el
local de La Viñeta. Tiene, sin embargo, espacio suficiente para poner a
funcionar los tres cursos que se dictan para entonces, y allí se va Don
Teófilo, con su rebaño de promesas a pasar trabajos y penurias, pero firme en
su afán de enseñar y educar a sus muchachos.
Nos llama la
atención una campana dorada que acaba de traer de España el padre agradecido de
un alumno del plantel y que ha sido colocada a las puertas de la Dirección para
que anuncie, con su alegre canto, el comienzo y el final de clases. Por cierto
que nos hemos enterado de que los muchachos, con su sabia y picaresca
ocurrencia, la han bautizado como La soprano de Don Teófilo.
Más adelante Cabrera Domínguez
expresa:
"Observemos con atención cuanto
está ocurriendo en la casa de Castán. Resulta que los dueños del inmueble han
resuelto habitarla de nuevo y han enviado al maestro Rodríguez una fría e
indiferente comunicación donde le participan que tiene tres meses para buscar
otro lugar para su escuela. Nuevamente surgen la angustia y las nerviosas
diligencias por la consecución de un nuevo inmueble que reúna las condiciones
para el funcionamiento de la institución. Al fin, lo encuentran entre las
esquinas de Santa Teresa y Cruz Verde. Podemos observar cómo va llegando
nuevamente esta legión de soñadores y también podemos comprobar cuánto ha
crecido con el tiempo. Allí se encuentran los muchachos reunidos alrededor de una
antigua fuente siciliana que adorna el patio de la nueva mansión.
Desde donde nos
encontramos, podemos oír sus bromas, sus gritos y algazaras y podemos apreciar
también cómo abundan los empujones y cómo algunos han caído al agua de la
fuente, obligando al Director a retirar el cristalino líquido y dejar la pila
seca, pues son muchos los resfriados y catarros que han afectado a estos nuevos
y bulliciosos inquilinos. Desde la galería principal podemos ver de nuevo la
soprano de Don Teófilo dirigiendo con su canto las actividades de maestros y
alumnos.
Un sorpresivo
terremoto ha puesto a crujir y a rechinar techos, puertas y ventanas en toda la
ciudad y la vieja casa de Cruz Verde no escapa a la acción del fenómeno
telúrico y su pesada estructura amenaza con caerse obligando a Don Teófilo a
salir precipitadamente del local y a buscar de nuevo sitio donde mudar su
escuela y poder continuar en su nómada existencia. La encuentra en la esquina
de Colón y allá se marchan en tropel, la soprano de Don Teófilo, seguida de
cerca por maestros y alumnos, estos últimos en su condición de gente joven van
gritando y comentando alegremente, completamente ajenos a las penurias de sus
esforzados dirigentes por labrarles un porvenir"[46].
El 28 de octubre de
1891, fue elegido Orador de Orden en la Junta Pública que se celebró en la
Academia Nacional de la Historia con motivo del tercer aniversario de su
fundación[47].
Por excitación de
la Junta organizadora de la exposición Colombina de Chicago, efectuada en 1893,
remite una memoria sobre el Folklore, la cual fue leída y bien acogida en el
congreso de folkloristas reunidos en aquella ciudad.
El 21 de
junio de 1893, firma el Acta de promulgación de la Constitución Venezolana de
...., verificada solemnemente a las 4 de la tarde del 5 de julio del mismo año,
en el salón de recepciones de la Casa Amarilla[48].
El 3 de febrero de
1895 fue designado Orador de Orden en la Conmemoración de la fiesta del Centenario
del nacimiento del General Sucre. A nombre de la Junta Directiva del
Centenario, pronunció un brillante discurso en el Salón Elíptico del Congreso
Nacional. En ese mismo día se inauguraron los cuadros de las batallas de
Boyacá, Junín y Carabobo.
El 23 de mayo de
ese mismo año, es nombrado miembro de la Junta para la celebración del
Centenario del Gran Mariscal de Ayacucho (3-2-1895), con el fin de organizar la
conveniente celebración del Centenario en el Distrito Federal. Estaba compuesta
además por los siguientes ciudadanos: Doctor Agustín Aveledo; General Pedro
Arismendi Brito; Luis Alberto Sucre; Doctor Lucio Pulido; Tomás Michelena;
Henrique L. Boulton; Juan E. Linares; Agustín Valarino; Doctor Adolfo Ernst;
Doctor Jorge Nevet; Jacinto Gutiérrez Coll; José Antonio Mosquera; Carlos
Santana[49].
El 13 de diciembre
de 1902, en compañía de un grupo de profesores de la Universidad Central de Venezuela,
firma un manifiesto para aplaudir la actitud patriótica asumida por el supremo
gobierno ante el bloque efectuado por las potencias extranjeras ese año.
Los otros
profesores fueron José A.Baldó, Luis Razetti, Bernardo Esteves, Federico
Urbano, Miguel R Ruíz, P. Hermoso Tellería, A. P. Mora, Pablo Acosta Ortíz,
Juan de Dios Villegas Ruiz, E. Delgado Palacios, Luis Sorian, J. Díaz, G.
Delgado Palacios, Carlos León, J.B. Bance, Jose Gregorio Hernández, F.A.
Alfaro, Felipe Tejera, Carlos F. Grisanti Franceschi, Félix Montes, Tomás C.
Llamosas, S. Vaamonde Blesbois, T. Aguerrevere Pacanins, Juan Pablo Tamayo,
H.O.Lupi[50].
El 14 de enero de
1906, es designado Orador de orden para contestar el Discurso de
Incorporación a la Academia Nacional de la Historia del Presbítero Doctor
Ricardo Arteaga, quien disertó sobre el tema La Ley Moral en la Historia[51].
El 20 de mayo
de 1908, junto a Laureano Villanueva y Manuel Antonio Díez, presenta a la
Academia Nacional de la Historia sobre el tema ¿Qué punto de Hispano América
fue el primero en apellidar Independencia a la Madre Patria.?, el cual fue
aprobado en su sesión ordinaria del día 29 de julio de ese mismo año y fue
publicada en los Anales de la Universidad Central de Venezuela[52] y en
la Memoria de la Academia Nacional de la Historia, ahí se afirmaba que el 19 de
abril no era el día iniciativo de nuestra independencia, sino que ese día se
ejerció de hecho, el primer acto de soberanía popular, deponiendo a las
autoridades coloniales, aunque simuladamente se guardara fidelidad a la Corona
de Fernando VII, por entonces juguete baladí de Napoleón.
El año siguiente,
forma parte de los profesores Examinadores de Número de la cátedra de Derecho
Constitucional y Derecho Administrativo de la Facultad de Ciencias Políticas de
la Universidad Central[53].
El 3 de enero de
1911, fallece su madre Doña Amelia Rodríguez Comíns de Rodríguez, a la edad de
81 años[54].
En cumplimiento del Decreto Ejecutivo de fecha 28 de marzo de 1911 y por disposición del Ciudadano Presidente Constitucional de la República, General Juan Vicente Gómez, del 1º de mayo de ese mismo año, es nombrado miembro de la Comisión creada para organizar el Museo Boliviano, cuya finalidad era el acopio y la organización del Museo. Por el Ejecutivo Federal firmó el Ministro de Relaciones Interiores, General Francisco Linares Alcántara¨(55). Dicha comisión estaba integrada además por Felipe Francia, Vicente Lecuna, Manuel Segundo Sánchez y Christian Federico Witzke[[56]]. En ese mismo año fue jubilado de la Universidad Central de Venezuela con una pensión de Bs. 200
En cumplimiento del
Decreto Ejecutivo de fecha 28 de marzo de 1911 y por disposición del
Ciudadano Doctor Francisco Lináres Alcántara, Presidente de la República, (en
resolución Nº 2655), el 1º de mayo de ese mismo año, es nombrado miembro
de la Comisión creada para organizar el Museo Boliviano, cuya finalidad era el
acopio y organización del Museo. Dicha comisión estaba integrada además por
Felípe Francia, Vicente Lecuna, Manuel Segundo Sánchez y Christian Federico
Witzke[55]. En ese
mismo año fue jubilado de la Universidad Central de Venezuela con una pensión
de Bs. 200[56].
El 24 de diciembre
de 1912, con motivo de un informe que presenta a la Academia Nacional de
la Historia el misionero capuchino Fray Froilán de Rionegro para fijar la fecha
de la fundación de Caracas, la Academia Nacional de la Historia nombra una
comisión formada por los Doctores Teófilo Rodríguez, Francisco Tosta García y
Pedro Manuel Arcaya para que opinaran sobre dicha proposición, afirmando que
era interesante, y merecía publicarse en el boletín, sin embargo recomendaron a
la Academia abstenerse de decretos hasta que se tenga averiguada en forma
definitiva esta fecha, cuando no aparezcan nuevos documentos que refuercen
definitivamente este punto[57].
Con motivo de una
consulta enviada por el Ministro de Instrucción Pública, el 8 de
enero de 1913, Preside la Comisión nombrada por la Academia Nacional de la
Historia para examinar los documentos relativos al General Manuel Piar. Sus
conclusiones fueron presentaron al Señor Director en un informe[58].
El 14 de febrero de
1914, a raíz de la publicación que hizo la Casa Ollendorff en 1912, del
famoso Diario de Bucaramanga de Luis Perú de La Croix, el Señor Manuel Pinzón
Uzcátegui dirigió una carta circular a los historiógrafos más eminentes
de Venezuela y Colombia, inquiriendo su opinión sobre el juicio emitido por
Blanco y Azpurúa acerca de la autenticidad de la mencionada obra. La opinión de
Teófilo Rodríguez fue: "Con dicho manuscrito se había tratado de
imitar las conocidas Memorias de Santa Elena, para lo cual el que concibió la
idea y la llevó a ejecución con este o aquel propósito no se ciño en su trabajo
a narrar con exactitud los juicios y opiniones que el Libertador, departiendo
con los fieles amigos y admiradores que lo acompañaban en sus últimos días, les
exponía en el seno de la confianza, decaído ya en su físico, pero sereno en su
espíritu en medio a la tormenta que contra el grande hombre habían
desencadenado los enemigos de su gloria. En esta virtud estoy de acuerdo en el
fondo con el juicio que acerca del enunciado Diario formularon los distinguidos
y honorables investigadores General José Félix Blanco y Don Ramón Azpurúa[59]".
El 4 de julio de
1914, recibe este egregio ciudadano una nueva distinción, la Academia
Venezolana de la Lengua, correspondiente a la Real Española le reclama su
presencia como Individuo de Número para ocupar el Sillón A[60],
incorporándose a esa Docta Corporación el 21 de marzo de 1915[61] con
una disertación, acerca de los méritos de la Lengua Española[62]. La voz de
la Academia la llevó el Doctor Santiago Key Ayala, quien al darle la bienvenida
en la loa del recipiendario lo recuerda dedicándole estas palabras: "Entre
papeles amarilleados, de viejos textos latinos; entre manuscritos de historia
patria, títulos de propiedad escritos con vigorosa letra gótica, folios e
infolios de la curia eclesiástica, el Doctor Rodríguez ha preservado aquella
primera orientación de su espíritu que en su juventud le llevó a la redacción
de periódicos literarios, en muy honesta compañía... El Doctor Rodríguez
civilista y canonista, ha sido fiel, toda su vida, a la lengua de los Césares
Augustos, augusta como ellos. En medio del casi unánime desdén que entre
nosotros ha enterrado al latín, es de los pocos iniciados que en la soledad
penumbrosa del gabinete de trabajo han sabido alumbrarse con la lámpara de su
fe. Su especialización en estudios canónicos le ha permitido acrecentarla, como
que la Iglesia tiene la alta sabiduría de perpetuar, con el latín, el recuerdo
de que fue engendrada y amamantada en la cama de leones del Imperio Romano[63]".
El 10 de
julio de ese mismo año, por Comisión de la Academia Nacional de la historia
presenta en compañía del Doctor Julio Calcaño al Señor Director de la
institución un informe para abrir concepto sobre " Relación de la Salida
de Porlamar del General José Francisco Bermúdez en 1815" apoyando la
publicación en el Boletín[64].
Su vastísima
erudición lo llevó a ocupar un sitial de honor como orador, notable jurista,
conocedor profundo de otras lenguas (francés, inglés, griego y latín),
brillante autor de estudios de historia, los cuales realiza con un criterio
imparcial y justiciero, le permitieron ocupar un puesto importante en la vida
pública venezolana.
El 26 de septiembre
de 1915, ofrece el discurso de contestación al de recepción como
individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua, del Doctor Manuel
María Villalobos[65].
El 8 de diciembre
de 1915, se extingue su periplo vital, a los 72 años de edad, debido a una
nefritis (Mal de Bright)[66], en una
modesta casa caraqueña situada entre las esquinas de Carmen a Puente Arauca, Nº
58. Su muerte fue lamentada en los círculos intelectuales y en el seno de la
sociedad. El periódico La Religión publica al día siguiente la noticia de su
fallecimiento así: "Murió cristianamente el Señor Doctor Teófilo
Rodríguez. Fue una vida laboriosa y útil. Doctor en ambos Derechos, miembro de
ambas Academias; periodista, profesor, Juez unas veces, y otras abogado en
ejercicio. Escribió y recopiló nuestra Tradiciones. Su recuerdo es plácido.
Nuestro pésame a su familia. Nuestros sufragios por el amigo". Su
deceso constituyó un duro golpe para la Universidad Central de Venezuela, pues
perdía a uno de sus más brillantes catedráticos, para las Academias a las
cuales perteneció, ya que expiraba uno de sus más sobresalientes, abnegado y
eficiente colaborador y para el campo del derecho al sucumbir uno de sus más
eminentes juristas.
Bibliografía
1 De acuerdo con el artículo 8 del decreto ejecutivo de 7 de enero
de 1893. El Ateneo se instaló en Comisión preparatoria el 1º de febrero, en el
Paraninfo de la Ilustre Universidad Central. Véase: Exposición que el
Ministro de Instrucción Pública presenta al Jefe del Poder Ejecutivo Nacional,
de los asuntos de su departamento, desde el establecimiento del Gobierno
de la Revolución encargado de la reconstitución de la República, hasta abril de
1893. Caracas. Imprenta Bolívar. 1893. p. 133.
2 Archivo Diocesano de Caracas correspondiente al año de 1843.
3 En un principio la Fe de Bautismos se encontraba en el fol. 47
del Libro 8º general de Bautismos de la parroquia de San Pablo. ,
pero por orden del Provisor Diego de Córdoba se trasladó al " Libro
10 general de bautismos de la Iglesia Parroquial de San Pablo, fol. 136.
Archivo Arquidiocesano de
Caracas.:" Libro 10 general de bautismos de la Iglesia Parroquial
de San Pablo”. fol. 136.
4 Estaba ubicado en la
calle de Carabobo, casa Nº168, Esquina de Catedral.
5 Véase: "Diario de
Avisos" Nº 175 del sábado 26 de agosto de 1854.
6 Véase: "El Heraldo"
Año II, Trim VI, Nº 168 del 10 de agosto de 1860; 169 del 14 de agosto de 1860
y 170 del 17 de agosto de 1860.
7 Para esa época vivía en la
Calle del Juncal, casa Nº 101. UCV: Archivo Universitario:"Expediente
Universitario. Libro Nº 68, Exp, 38 y "Bachiller y Licenciado
en Derecho Civil y Canónica”. 1867.
Libro 15, Exp 12-13.
8Se encontraba situado en la calle
los Bravos, Nº 32, en la esquina El Conde.
9 Véase "El Federalista".
Nº 55 del 3-10-1863.
10Fue instalada el 23 de agosto de
1862.
11Véase: expediente Nº 429. Catálogo de expedientes de grados
académicos. Anales que existen en el archivo de a UCV formado por el Doctor
Vicente G. Guánchez, Secretario Jubilado de la Universidad. en Anales de
la UCV. 1906. Archivo Universitario: Expediente Universitario "Libro
39, Expediente 8".
12 La fecha de la última Acta
que se conserva es del 11 de noviembre de 1870.
16 Los otros miembros eran:
Anton Goering, Cristóbal Rojas, Gualterio Chitty. Francisco Conde, Francisco de
Paula Acosta. etc.
17 Esta comisión estaba formada.
además por Arístides Rojas, Francisco Conde, Simón Ugarte, Manuel Vicente Díaz,
Luciano Urdaneta, Rafael Villavicencio y Jesús Muñoz Tébar.
18 Véase: expediente
universitario de Derecho Civil y Derecho Canónico, Leg. 52 expediente 181 y
336.
19 Universidad Central de Venezuela: Archivo Histórico
Universitario: Libro de nombramientos de Secretarios y Oficiales. 1839-1881.
V=2; T=2; N=324. fol. 290-291.
20 En 1868, colabora en la
revista científica Vargasia[1]: Órgano de la Sociedad de Ciencia Físicas y
Naturales, publicada con el fin de contribuir al desarrollo de la ciencia en
nuestro país. junto a él colaboraban hombre de la talla de Adolfo Ernst.
Arístides Rojas, Rafael Villavicencio, Jesús Muñoz Tébar, Lino de Revenga,
Arístides Rojas. y otros. Esta revista tuvo una efímera duración, publicando
los siguientes Nº: El 1-3 corresponde a enero, febrero y marzo de 1868;
el Nº 4 al mes de abril; el nº a mayo; el 6 a septiembre de 1869; y el 7 en
1870.
21 Véase: "El
Federalista". Año IV, Mes IV Nº 959, caracas, lunes, 22 de
octubre de 1866. p. 3.; Nº 966 del 30 de octubre de 1866, p. 2; Nº
973, del jueves 8 de noviembre de 1866, p. 3. ; Nº 976 del lunes 12 de
noviembre de 1866. p. 1; Nº 979, del jueves, 15 de noviembre de 1866.
22Véase: El Federalista Nº 1.299 del
11 de diciembre de 1867; Nos Nº 1621, 1622, 1624, 1626, 1629 de 22.23.26
y 28 de enero y 1º de febrero de 1869 y Pensamiento político Venezolano del
siglo XIX tomo 13. p. .